miércoles, 26 de diciembre de 2012

Palometón de 1,47 m y 24 kg a spinning

Normalmente mis salidas a spinning se reducen al verano al llobarro cuando no está para practicar el surfcasting y en invierno a la sepia para hacer cebo.


En este caso se trata de una salida al llobarro que hicimos Alejandro, Ismael y yo, y a la que se añadió Sergio posteriormente, el 18 de Mayo.

Estábamos de camino al pesquero, en la playa de Almazora, cuando Alejandro vió una aleta justo detrás de la rompiente, no se lo pensó 2 veces y se fue a por él, nosotros nos pusimos a montar las cañas por si acaso, pero con bastante incredulidad, pensando en que para cuando lo tuviera a tiro ya se habría largado.

Cuando ya llegábamos a la punta del espigón, ya lo tenía clavado, al tercer lance... pero no arrancó, se dejaba traer pero con una caña apenas venía, así que empezamos a lanzar Ismael y yo hasta que lo clavamos robado y entre los 3 y empezamos a sacarlo hacia la playa mientras discutíamos si estaría enfermo, sería viejo o le habría dado un golpe una barca porque apenas ofrecía resistencia, una vez en orilla no le vimos nada extraño, excepto un desgarro de una ancoreta bastante grande en la boca, así que pensamos que se debió soltar de alguna barca después de la pelea y no se habría recuperado.


Llevarlo a la orilla con las cañas de spinning fue una historia, pero sacar del agua un bicho de 24 kg fue otra, nos mojamos, me mordió la mano... pero al final salió y nos pudimos reír un rato con las fotos y colgándolo del cartel que delimita la zona de pesca y los horarios.


Fue sin duda una captura afortunada, no dudo que este animal en plenas condiciones no lo hubieramos pescado, pero siempre será un buen trofeo:


La verdad es que pasamos un gran rato con esta captura, tras hacernos unas fotos en la playa, lo dejamos en la orilla y fuimos un rato al llobarro, donde nos juntamos con Sergio y le contamos la historia.

Fue al volver cuando se encabezonaron en sacarlo de la playa y hacernos unas fotos en el cartel, nos reímos bastante, ni 10 minutos duró colgado, nos comentaron que nada más irnos se lo llevaron.

Llobarros no tocamos ni uno esa noche, pero lo del palometón fue increíble, seguro que reiremos con esta anécdota muchos años.

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