domingo, 22 de noviembre de 2015

Las Surf Lander se estrenan con las doradas

Como reza el título, segunda salida con las Surf Lander y ya se han encontrado con las doradas.


No habían tenido ninguna oportunidad hasta ahora, ya que en Julio dejé de salir a por doradas y las cañas solo habían pisado playa el día que las estrené en Agosto.

Imagino que la culpa la tiene el hecho de que este año me he cansado un poco de pescar doradas, por ello he decidido que no merece la pena dedicarles el 90% de mi tiempo como venía haciendo hasta ahora y me he centrado en el spinning.

Volviendo al tema, la jornada la pasé con Iván, Paciano, Tomás y José Luís.   Llegué al pesquero cuando ya era prácticamente de noche, me encontré el mar como un plato y el cielo despejado y sin viento, un extraño día primaveral en pleno Noviembre... (con máx. de 26º).

Las últimas semanas estaban entrando tarde, así que me puse a montar sin ninguna prisa.  Mientras tanto, los compañeros se interesaron por las cañas y me comentaron que lo que más les les llamó la atención fue el peso del conjunto Surf Leader/Fliegen, unos 900 gr en acción de pesca.
Por mi parte pegué un vistazo a la Daiwa Surf Z de Tomás, así a bote pronto recuerda mucho a la Pro Surf, con el blank trenzado, buenos acabados y me gustó la pintura negra mate, lástima no haberla visto a la luz del día.

El primer lance se me fue un poco a la derecha, no llegué a cruzar las cañas de Iván, pero poco faltó, le dí con demasiadas ganas y me encontré con el blank muy pronto (para que digan que es una caña blanda jejeje).
Me calmé un poco y decidí cuidarme el hombro para no agravar la tendinitis que tengo, no logré vaciar las bobinas en toda la noche pero llegaba al escalón, así que no me preocupó demasiado.

Lancé una caña al llobarro (por si sonaba la flauta) con una pequeña sepia entera.

Montamos un par de sombrillas a modo de tienda para refugiarnos del fresco y tener un sitio para cenar, repartimos las sillas y nos tomamos una cerveza.
Poco tiempo tuvimos que esperar, apenas había pegado un par de tragos y me había fumado un cigarro, cuando pegué un vistazo a mis cañas y vi que una estaba destensada y con el carrete girado.

Ya están ahí!!! carrerita a por la caña, llego, tenso y clavo... ahí está!! los primeros cabezazos bastante fuertes, las cañas transmiten muy bien las reacciones del pez y se trabaja muy bien.
A medida que venía y dejaba de resistirse, ya no me parecía tanto peso.
Llegando a la orilla se dejó el resto... festival de carreras y cabezazos, me sorprendió la guerra que dio pero finalmente se entregó y la pude sacar sin problemas.
Resultó ser bastante más pequeña de lo que me esperaba, la típica de ración que salen por aquí.


En los primeros embistes me pareció bastante grande, pero finalmente pesó unos 800 gr. 
Ni siquiera por la talla los aparentaba pero estaba bastante gorda, eso sí, peleona como pocas para ir tragada hasta las trancas.

Repuse la cameta y revisé la otra caña, pues parecía ligeramente destensada pero nada movía la puntera.

Pensábamos que al empezar las picadas tan temprano sería señal de una buena jornada, pero nada más lejos de la realidad, pasó una hora sin ver actividad.

Decidí revisar las cañas para comprobar el cebo y, de paso, quedarme tranquilo con la caña que se seguía destensanda ligeramente.
Al clavar parecía llevar algo de peso pero no lo confirmé hasta que en la orilla pegó 2 coletazos... resultó ser una dorella de unos 400 gr, tragada hasta las trancas y más muerta que viva... sin duda llevaba clavada en la caña desde que saqué la primera.

En la otra caña tenía una picada que había destrozado el cebo pero no había clavado, parecía chupeteado y me preocupó que pudiera tratarse de morralla.   De todos modos, como ya tenía un par de piezas y habían salido tragadas, decidí ahorrar en anzuelos y dejar de utilizar el tándem.

Tras otra hora sin actividad y justo antes de cenar, Paco, Fabrizio y Juanjo se pasaron a recoger unas titas de palangre que les había reservado Iván, aprovechamos la visita para conocernos un poco y, como no, hablar de pesca y casting jejeje

Pasaban las horas y mi cebo salía destrozado por la morralla, el de los compañeros intacto, pero ni señal de picadas.   Nos entretuvimos un rato durante la bajamar, resultó sorprendente ver como la orilla retrocedía unos 20 metros, una de las mareas más bajas que he visto.

Hacia media noche tuve una picada que me destensó una caña pero no clavó, esa fue toda la actividad que vimos, las 2 doradas que saqué al principio de la jornada fueron todo lo que salió del agua aquel día.


Buena jornada en lo referente a la compañía y al clima, pero muy pobre en capturas.
Respecto a las cañas, me ha encantado como trabajan el pescado, al ser tan ligeras se hace muy cómodo y la puntera me encanta como transmite la fuerza del pez. 
Solo me falta acostumbrarme a ver las picadas y a pillarle el punto en el lance.

En cuanto a las doradellas han terminado en el fondo de la cazuela:




2 comentarios:

  1. No está mal, almenos tocaste escamas. Lástima tener que matar doradas pequeñas que vienen tragadas, pero ese guiso debió ser espectacular.

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    1. pues si, salvé la porra y poco más, no fue una buena noche
      por desgracia en esa playa unos 800 gr es el tamaño medio de las piezas que salen, la hubiera sacrificado de todos modos porque no tengo ninguna en el congelador y queria comer pescado jejeje
      la pena es la otra pero no había manera de recuperarla

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