viernes, 12 de diciembre de 2014

Sentidos de los peces y su aplicación en la pesca: El Olfato

Retomamos esta serie con el sentido del olfato, un sentido que muchas veces infravaloramos y que tiene en la mayoría de ocasiones más importancia que la vista.


Y como no podía ser de otro modo, también está lleno de mitos que trataremos de demostrar o desmentir en esta entrada.

El sentido del olfato en los peces está muy desarrollado, más que la vista en especies costeras de hábitos nocturnos o que habitan en las profundidades.


El órgano de los peces poco tiene que ver con el nuestro, simplificando un poco, se trata de un saco con 2 orificios (llamados narinas) separados entre sí por un diafragma, de modo que el agua entra por un orificio, accede a la parte sensitiva del saco para finalmente salir por el segundo orificio.
Tal vez cabría pensar que un órgano tan sencillo, o en un medio como el mar, no fuera demasiado útil o refinado, pero nada más lejos de realidad, en la mayoría de especies tienen el olfato mucho más desarrollado que nosotros, sería más justo compararlos con el olfato de un perro.

No solo utilizan el olfato para detectar comida o presas, también huelen a los depredadores y les ayuda a escapar antes de verlos.  De ahí, en parte, viene el mito de que los depredadores recelan cuando ven acercarse un señuelo si va en contra de la corriente, pues en natulareza sus presas no les vienen nunca en esa dirección, pues les detectarían por el olor y escaparían de ellos.

Otro mito derivado de la capacidad de detectar a los depredadores con el olfato, que también es cierto, es el que recomienda cambiar la cameta del aparejo si nos ha picado algún depredador del tipo dorado, espetón o aguja, pues su olor es muy intenso y su mucosa impregna el hilo, lo que puede provocar que otras especies rechacen el cebo por oler en los alrededores a depredador.

Es tan importante este sentido en los peces, que hace unos años que se está demostrando que muchas especies utilizan el olfato para ayudarse en la orientación (actualmente se sigue investigando en Bath y Cambridge) y la utilizan en sus migraciones, llegando incluso a reconocer las zonas de reproducción gracias a este sentido.

En la mayoría de los peces teleósteos, o sea los que tienen un esqueleto óseo, estas fosas están sobre la boca y en una posición anterior que los ojos, mientras que en los peces saláceos, o sea, los que poseen un esqueleto cartilaginoso, estos orificios están situados en la parte inferior del rostro y algo mas adelantados que la propia boca. Pero, no solamente el olfato en los peces les sirve para alimentarse, si no que también les sirve para defenderse, reproducirse, e incluso la emigración a otros lugares. Este fenómeno es denominado genéricamente como “fenómeno de feromonas”, que en algunas especies no solamente transmite una determinada madurez sexual, o un determinado territorio, si no que también actúa de autodefensa. Hay especies que cuando alguno de sus miembros es atacado, apresado, o mal herido, segrega una sustancia química que al ser disuelta en el agua avisa a sus congéneres, advirtiéndoles de posible peligro existente en la zona, bien sea un depredador o el mayor de todos, el hombre. Este fenomeno es muy frecuente en especies como la Salpa, que al ser tocada por la mano del hombre cuando aun pende del anzuelo, desprende por su ano una sustancia que avisa a sus congeneres, por ello a esta especie se le conoce como “cagona”. Otra de las especies es la Oblada que también genera cuando hay situación de peligro una sustancia que avisa a sus congeneres de dicho peligro. El ejemplo claro de esta situacion es cuando estamos pescando en un banco de obladas y al sacar una se nos ha desenganchado del anzuelo y ha caido al agua, rapidamente desaparecen todas.

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En la mayoría de los peces teleósteos, o sea los que tienen un esqueleto óseo, estas fosas están sobre la boca y en una posición anterior que los ojos, mientras que en los peces saláceos, o sea, los que poseen un esqueleto cartilaginoso, estos orificios están situados en la parte inferior del rostro y algo mas adelantados que la propia boca. Pero, no solamente el olfato en los peces les sirve para alimentarse, si no que también les sirve para defenderse, reproducirse, e incluso la emigración a otros lugares. Este fenómeno es denominado genéricamente como “fenómeno de feromonas”, que en algunas especies no solamente transmite una determinada madurez sexual, o un determinado territorio, si no que también actúa de autodefensa. Hay especies que cuando alguno de sus miembros es atacado, apresado, o mal herido, segrega una sustancia química que al ser disuelta en el agua avisa a sus congéneres, advirtiéndoles de posible peligro existente en la zona, bien sea un depredador o el mayor de todos, el hombre. Este fenomeno es muy frecuente en especies como la Salpa, que al ser tocada por la mano del hombre cuando aun pende del anzuelo, desprende por su ano una sustancia que avisa a sus congeneres, por ello a esta especie se le conoce como “cagona”. Otra de las especies es la Oblada que también genera cuando hay situación de peligro una sustancia que avisa a sus congeneres de dicho peligro. El ejemplo claro de esta situacion es cuando estamos pescando en un banco de obladas y al sacar una se nos ha desenganchado del anzuelo y ha caido al agua, rapidamente desaparecen todas.

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En la mayoría de los peces teleósteos, o sea los que tienen un esqueleto óseo, estas fosas están sobre la boca y en una posición anterior que los ojos, mientras que en los peces saláceos, o sea, los que poseen un esqueleto cartilaginoso, estos orificios están situados en la parte inferior del rostro y algo mas adelantados que la propia boca. Pero, no solamente el olfato en los peces les sirve para alimentarse, si no que también les sirve para defenderse, reproducirse, e incluso la emigración a otros lugares. Este fenómeno es denominado genéricamente como “fenómeno de feromonas”, que en algunas especies no solamente transmite una determinada madurez sexual, o un determinado territorio, si no que también actúa de autodefensa. Hay especies que cuando alguno de sus miembros es atacado, apresado, o mal herido, segrega una sustancia química que al ser disuelta en el agua avisa a sus congéneres, advirtiéndoles de posible peligro existente en la zona, bien sea un depredador o el mayor de todos, el hombre. Este fenomeno es muy frecuente en especies como la Salpa, que al ser tocada por la mano del hombre cuando aun pende del anzuelo, desprende por su ano una sustancia que avisa a sus congeneres, por ello a esta especie se le conoce como “cagona”. Otra de las especies es la Oblada que también genera cuando hay situación de peligro una sustancia que avisa a sus congeneres de dicho peligro. El ejemplo claro de esta situacion es cuando estamos pescando en un banco de obladas y al sacar una se nos ha desenganchado del anzuelo y ha caido al agua, rapidamente desaparecen todas.

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Por último, unido a las migraciones para reproducirse, entran en juego las feromonas, que son unas hormonas que segregan los peces durante el periodo de reproducción.
Poco se ha escrito sobre este tema, pese a que se nombra mucho, realmente pocos pescadores conozco que hayan perdido su tiempo en probar a fondo estos productos.
La teoría es sencilla, o bien se utilizan hormonas sexuales de una determinada especie o bien hormonas que liberan determinadas presas con el miedo y el estrés, cualquier sustancia que pueda atraer al depredador hacia nuestro cebo o muestra.  Es muy frecuente su uso en agua dulce y actualmente los hay específicos para cada especie.
Para el mar no están tan desarrollados (aunque hace poco vi feremonas para la dorada de dudosa calidad), y suelen ser más fragancias que feromonas en la mayoría de los casos.
Lo habitual y lo más sencillo es utilizar diferentes aceites de pescado y marisco, sobretodo sardina y cangrejo, no se han mostrado determinantes, pero si van bien para camuflar nuestro olor, sobretodo si somos fumadores.

Y aquí debo hacer un inciso para los fumadores, mi opinión personal es que si mejora sensiblemente el número de capturas si antes de manipular el cebo nos lavamos las manos en el cubo, el tabaco tiene un olor muy fuerte y la nicotina también huele mal, además de matar a los gusanos.

Retomando el tema, en surfcasting se suele infravalorar mucho el sentido del olfato de los peces y la importancia que tiene para ellos a la hora de buscar comida (sobretodo en las especies no depredadoras), en spinning y egging se tiene más en cuenta, este último incluso cuenta con una técnica basada exclusivamente en las feromonas como es la de pasear a la hembra de la sepia.

Tras las feromonas y los aceites, cabría mencionar el mito del Betadine y el anís.
El primero viene de una publicación de pesca, allá por el año 47 creo recordar (no he encontrado el artículo, pero lo leí hace un par de años) en el que se indicaba el uso de Mercromina sobre los gusanos para aumentar su capacidad de atracción y de ahí se acaba derivando en el actual Betadine, justificando su capacidad de atracción por su contenido en yodo, en cualquier caso bastante gente lo ha probado y no ha demostrado ser concluyente.
El mito del anís viene de la pesca de agua dulce, donde lo utilizan bastante, de hecho hasta se vende la fragancia de anís como atrayente, muchos vinilos que tengo así huelen y pescan, pero no me veo emborrachando gusanos jejeje

En resumen, tampoco propongo que vayamos a pescar con potingues ni feromonas pero ello no impide que muchos de los gusanos que tanto apreciamos basen su atractivo en el olor, como el americano, la lombriz y la tita de palangre y tenemos fe ciega en ellos porque con buen tiempo nos dan buen resultado, sin embargo a principio y final de temporada, que es cuando más hambrientos están los peces, el decantarse por cebos más grasos y olorosos como la sardina, la navaja, el langostino o la sepia pueden dar mejor resultado.
Incluso en la salida del invierno he podido comprobar como el hambre les hace picar antes a cebo en descomposición que a cebo fresco porque lo detectan antes, muchas especies no le hacen ningún asco a la carroña.
En la mayoría de los peces teleósteos, o sea los que tienen un esqueleto óseo, estas fosas están sobre la boca y en una posición anterior que los ojos, mientras que en los peces saláceos, o sea, los que poseen un esqueleto cartilaginoso, estos orificios están situados en la parte inferior del rostro y algo mas adelantados que la propia boca. Pero, no solamente el olfato en los peces les sirve para alimentarse, si no que también les sirve para defenderse, reproducirse, e incluso la emigración a otros lugares. Este fenómeno es denominado genéricamente como “fenómeno de feromonas”, que en algunas especies no solamente transmite una determinada madurez sexual, o un determinado territorio, si no que también actúa de autodefensa. Hay especies que cuando alguno de sus miembros es atacado, apresado, o mal herido, segrega una sustancia química que al ser disuelta en el agua avisa a sus congéneres, advirtiéndoles de posible peligro existente en la zona, bien sea un depredador o el mayor de todos, el hombre. Este fenomeno es muy frecuente en especies como la Salpa, que al ser tocada por la mano del hombre cuando aun pende del anzuelo, desprende por su ano una sustancia que avisa a sus congeneres, por ello a esta especie se le conoce como “cagona”. Otra de las especies es la Oblada que también genera cuando hay situación de peligro una sustancia que avisa a sus congeneres de dicho peligro. El ejemplo claro de esta situacion es cuando estamos pescando en un banco de obladas y al sacar una se nos ha desenganchado del anzuelo y ha caido al agua, rapidamente desaparecen todas.

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Y aquí lo voy a dejar para no extenderme demasiado con los cebos y desvirtuar el artículo, ya que la intención es no hacerlos muy pesados y los restantes no serán tan extensos como el de la vista.

Espero que os guste esta serie ;)

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