Se trata de el depredador por excelencia de la orilla, se trata de un pez aerodinámico y musculado, con una gran aleta caudal, capaz de nadar entre fuertes corrientes y oleaje, tiene enormes boca y agallas con las que traga a sus presas por aspiración.
El color del lomo puede variar del gris plateado al verde oscuro según sea el fondo en el que se haya criado.
Tiene fama de ser un pez inteligente y desconfiado, bien es sabido por los spinners que es difícil engañarlas en aguas claras y que nunca vuelven a atacar un señuelo tras una falsa picada.
Esta especie tiene un crecimiento muy lento, de ahí que esté tan diezmada la población.
Al igual que ocurre con otras especies de crecimiento lento, como las doradas, no es sexualmente maduro hasta pasar los 300gr de peso, es decir entre los 2 y los 3 años desde su nacimiento, y se dice que son todos machos en sus primeros años, no es hasta que tienen 2-3 kilos que se convierten en hembras, de hecho los machos apenas superan los 5 kg mientras que hembras se han llegado a coger hasta de 12 kg en la provincia de Castellón, probablemente la razón de que se recupere tan mal esta especie.
En este punto me gustaría recalcar la importancia de la captura y suelta de aquellos ejemplares menores de medio kilo para que tengan la oportunidad de reproducirse.
El modo de distinquirlos es por el aspecto ya que las hembras tienen el morro más alargado y una silueta más redondeada y gruesa, los machos son más delgados, estilizados y planos.
En las piezas grandes, como he mencionado antes, por el peso, todo llobarro de más de 5 kg probablemente será hembra.
Podemos dar con llobarros en todas las playas de la provincia durante todo el año, aunque recomiendo respetar durante la época de reproducción (además en esta época son muy recelosas con el cebo), las mejores épocas para buscarlas sin duda son pre y post desove, insistiendo de nuevo en realizar la captura y suelta durante los meses previos al desove y dejarlas descansar mientras se reproducen.
Continuará...
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