Si antes decía que recomendaba la pesca de especie para iniciarse en el surfcasting, es precisamente por lo sencilla y accesible a todos que es, así que voy a comentar los aspectos a tener en cuenta.
¿Dónde y cuando buscarlas?
En cualquier playa de fondo de arena o mixto es buen sitio para dar con ellas, por lo tanto la mayoría de playas de la provincia, con la particularidad de que según el calado de la playa podemos dar con ellas a mayor o menor distancia, de Nules hacia Valencia podemos dar con las grandes a 80m mientras que en playas como el Grao pueden estar a 150m.
Una vez en la orilla interesaría situarnos en alguna corriente de entrada, sobretodo si vemos que acumula conchas en la orilla.
Siempre se ha dicho que las mabras quieren el agua como un plato y no me parece totalmente cierto, para mi esa afirmación viene porque días que el agua está clara y no hay movimiento solo puedes dar con mabras o con alguna dorada a mediodía, pero en las mejores pesqueras de mabras que he tenido el mar estaba como mínimo rizado por un leve viento, por lo que opino que, como muchas otras especies, prefiere que la corriente remueva el fondo para comer.
Sin embargo no iría a buscarlas un día que esté fuerte el mar o con mucho mar de fondo, aunque ocasionalmente salga alguna.
Se puede dar con ellas todo el año (no en todas las playas) pero la mejor época es de Septiembre a Diciembre y la razón es que cuando desaparecen los bañistas, las playas recuperan la tranquilidad y se refresca el agua es cuando se dejan ver los ejemplares adultos, por lo que nuestras capturas pasan de ser de 250-300gr a más de 400gr.
También en primavera se puede dar con buenos ejemplares, pero están fresando y salen ovados, por lo que conviene dejarlos reproducirse.
En verano es la peor porque muchas no dan la talla, la razón es que las adultas no se acercan a la costa con el agua caliente, todas las que pescamos son nacidas ese año, sin embargo en estos meses es cuando más se machaca en todas las playas, sobretodo por parte de los concursos de pesca.
Se pueden pescar a cualquier hora del día, siendo al amanecer cuando más se acercan a la orilla, aunque yo siempre he preferido buscarlas de noche.
Respecto a la luna no tengo excesivas preferencias, me gusta en cuarto creciente, nueva, y llena si el mar está plato porque se anima por la noche por la luna, siempre que no aparezcan los dorados porque las espantan y no pescas ni una.
¿Cómo se pescan?
Aunque se vaya por libre, la técnica es la misma que se practica en los concursos, pues que como he comentado antes, por la orilla solo tenemos acceso a ejemplares jóvenes que se suelen desplazar en bancos, por lo que es muy fácil engañarlos.
Por lo tanto lo primero que debemos hacer es localizarlas, yo utilizaría los bajos con lombriz y probaría alguna bolla para a la vez que las encuentro ver como prefieren que les presente el cebo.
Para ello lanzamos una caña larga y otra corta, preferiblemente una en cada escalón, y cada 5 minutos recogemos lentamente un par de metros.
Repitiendo la operación no deberíamos tardar en dar con ellas, ahí la clave es dejar la caña picada en el agua y recoger la otra y lanzarla a la misma altura, es la única dificultad de esta especie, saber parar el banco delante de ti para sacar tantas como se pueda antes de que se vayan, y para ello siempre tiene que haber cebo o una mabra clavada en el lugar de la picada.
Una vez que damos con ellas podemos cambiar los aparejos o pasar a la tita o navaja para seleccionar el tamaño, por lo que conviene tenerlos preparados.
Para esta pesca va bien ir con la percha y cebar varios bajos para cambiarlos luego lo más rápido posible.
No es una pesca estática como pueda ser la de la dorada, hay que estar constantemente pendiente de las cañas, no tenerlas más de 20-30 minutos en el agua y recogiendo despacio constantemente, pues el movimiento del plomo las atrae, también el sonido por lo que unos toquecitos a la caña antes de recoger tampoco va mal.
De ahí también mi preferencia por usar bajos con un anzuelo rastrero, porque si ven el plomo moviendo la arena y detrás el cebo no se resisten.
Su batalla hasta la orilla tampoco tiene dificultad, suelen salir tragadas por su forma de alimentarse, y por su boca no cortan la cameta, además hasta que no rozan el medio kilo no ofrecen una pelea digna, en todo caso se limita al típico "pam, pam" que notamos en la línea cuando tiran para luego dejarse traer y no volver a aletear hasta verse en la orilla.
En el caso de las adultas, si dejas el freno abierto te sacan hilo hasta que las clavas, y entre los típicos tirones suaves pegan uno más fuerte, sin llegar a ser como el cabezazo de una dorada, como mucho te saca un poco de hilo con el freno abierto, pero se trae a la orilla sin problemas y no suelen pegar más de 3 carreras (o cabezazos, según lo abierto que esté el freno jejeje).
Así de simple es este pesca, pero es una de las que mayor recompensa en número de capturas ofrece en nuestras playas.
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