Esta mañana he decidido ir a por él y me ha acompañado Fede.
Hemos llegado al pesquero tras el alba y nos hemos encontrado el escenario ideal, el mar planchado y cristalino, alevines en la orilla y algún amago de ataque en superficie... la cosa prometía.
Apenas habíamos sondeado 20 m de playa cuando tengo la primera picada... no clava... insisto en la zona y... zas!!! pincho una!! no parecía muy grande, pero con el equipo ligero me brinda una buena lucha.
El resultado una peleona lubineta de medio kilo, con las espinas de la aleta dorsal al descubierto (como se puede apreciar en la foto), le he limpiado la arena, foto rápida y al agua con la esperanza de que el karma me lo agradezca pinchando la grande.
Imaginaba que, al no hacerse de rogar la primera, pescaríamos varias lubinetas pero no ha sido así, no hemos vuelto a tener actividad durante unas horas, pese a intentarlo todo y patearnos la zona buscándolas...
Finalmente, llega la hora clave y decidimos intentarlo en la zona que tengo controlado al grande, el último intento antes de irnos a casa.
Fiel a su horario, allí estaba el llobarro paseando tranquilamente por delante nuestro, pero cuando digo delante me refiero a 3-4 m... en una que yo estaba metido dentro del agua casi me tienta pegarle una patada de cerca que me ha pasado... que descaro...
Le hemos lanzado todo lo que se me ha ocurrido y se ha reído de nosotros, para más inri, se ha dado el lujo de volver a pasar por delante nuestro para burlarnos de nuevo.
Ante tal frustración, he estado a punto de montar un jerk de 150 para intentar robarlo, pero no me ha parecido digno... si lo saco será engañado ;P
Finalmente nos hemos rendido, dando por concluida esta breve salida mañanera, y nos hemos ido al bar a tomar un café y comentar la jugada.
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